Sauna: ¿Mejora la piel?

El sauna es algo que genera amor-odio. Si bien en nuestro país no es lo más común, en otras partes del mundo es una práctica súper frecuente. Varios nos han consultado sobre qué efectos tiene en la piel, por lo que revisamos la bibliografía disponible. Nuestra conclusión es que tiene sus pros y sus contras, y que sus efectos dependen, en parte, de cómo y cuánto se lo use.

Pros

• Reduce el stress, lo que indirectamente beneficia a la piel (leé todo sobre stress y piel).
• Estimula la circulación, mejorando la cicatrización.
• Acelera la eliminación de toxinas e impurezas, por aumentar la sudoración (¡se puede sudar hasta casi medio litro durante una sesión de sauna!).
• Deja una piel más lisa y suave.
• Limpia y desobstruye los poros, ayudando a prevenir puntos negros y acné.
• Da un aspecto luminoso, gracias a que ayuda a eliminar las células muertas más superficiales.

Contras

Siempre se piensa en los efectos depuradores y detoxificantes que tiene sobre la piel y el cuerpo, pero se han encontrado otros no tan deseados:

• El sauna puede resecar la piel en caso de uso inadecuado (demasiado prolongado).
• Esta resequedad puede estimular como respuesta una excesiva secreción de sebo.
• El aumento de la circulación sanguínea a la piel le “quita” sangre al resto de los órganos del cuerpo. Por otro lado, la presión arterial puede subir o incluso bajar.
• Niños menores de 12 años, embarazadas, luego de ejercicios extremos y personas con alguna enfermedad del corazón deben evitar el sauna. Recomendamos consultar a su médico.

Algunos consejos para tener una buena experiencia en el sauna:

• Evitarlo en menores de 12 años, embarazadas, adultos mayores y pacientes cardíacos.
• Evitar alcohol o medicamentos que nos impidan sudar.
• No estar más de 15-20 minutos.
• Tomar de 2 a 4 vasos de agua fría luego de la sesión.
• No usarlo en caso de enfermedad sin consultar con el médico tratante.