Hoy vengo a hablarte sobre mi fama y a asumir mi rol de diva. Hace rato que me persiguen los paparazzi y los medios de comunicación, los flashes no paran de apuntarme y todos se desviven por entrevistarme. Influencers, periodistas… todos me quieren en exclusiva, pero yo he decidido hablar únicamente con vos.
Querido diario, lo diré de forma sencilla, en mayúsculas y para que no queden dudas:
Que me cite la BBC diciendo esto, que me saquen en los titulares y que me tilden de engreída… La historia dirá que fui y soy la mejor, la celebridad que todo rostro ilumina.
¡Ojo! Tengo que reconocer que todos estos años de fama y trayectoria no los he recorrido sola. Y aquí aprovecho para subirme al escenario, levantar la estatuilla y, con lágrimas en los ojos, agradecer al elenco estelar que me acompaña: pedir un fuerte aplauso para el Ácido Ferúlico y la Vitamina E (sin ellos, no podría multiplicar x8 la fotoprotección natural de la piel, son como mis guardaespaldas, ¡grandes compañeros!) y destacar a la Tephrosia Purpurea (la coach antiestrés del team y de la piel).
Volviendo a mí, te voy a ser muy sincera, no es sencillo estar en mi lugar: te tildan de inestable, algunos te dicen que sos irritante, tanta fama a veces te agota (tranquilo, esto lo digo metafóricamente: no estoy con problemas de stock) y todos te quieren copiar e imitar. ¡Es que la fama tiene su precio! ¿Pero sabés qué? Yo la disfruto. Nací para brillar y hacer brillar, para ser bestseller y estrella. ¿Mi fuerte? Aportar un glow es-pec-ta-cu-lar.
Querido diario, a mi público me debo y por la piel me sacrifico. ¡Que el mundo entero me conozca y que las alfombras rojas se desplieguen cuando me vean llegar! ¡Que todas las miradas se dirijan a las pieles que ilumino y que el futuro me encuentre reformulada y mejorada… pero siempre magnífica y espléndida.
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