9 años de formulación inteligente. 9 años de eficacia comprobada.
Hasta mis 33 años, el tiempo siempre había parecido infinito. Siempre pensé que tenía claro por qué hacía lo que hacía, o más bien, no sé si me lo había cuestionado realmente. Creo que lo que tenía eran objetivos. De repente, me llené de preguntas. Desde mis años en la universidad, mi obsesión con el estudio, la ciencia y hacer los mejores productos, y luego la vorágine de la startup, no me había dado lugar a preguntarme realmente: ¿por qué? Qué cliché.
Quizá caí en la trampa de la presión moderna que nos impone la búsqueda de un propósito como forma de encontrar la felicidad. A veces me encuentro a mí misma hablando de propósito, pero, honestamente, prefiero hablar de motivación. Me es más mundano, más cercano, más accesible. Una exigencia menos.
Pero, ¿qué me motiva todos los días?
Cuando me tocó hablar en Endeavor, di el ejemplo de que, en una reacción química, un catalizador es una sustancia que se agrega para que la reacción suceda más rápido. Pero cuando la reacción ocurre, el catalizador permanece intacto.
Por mi parte, me di cuenta de que mi motivación siempre fue y es crear, y tengo la dicha de que sigue intacta, como un catalizador. Es un sentimiento único que persigo todos los días, y no solo no se ha agotado, sino que aumenta con el tiempo. No hay NADA que me genere lo que me genera poder unir A con B con C para crear algo que no existe, testearlo en el laboratorio y ver que funciona. La ciencia siempre fue el vehículo que uso para poder crear algo que no existe. Ciencia y creatividad.
Lo que cambió de mí en estos años es la forma de crear. Antes disfrutaba de hacerlo sola, hoy lo que me motiva es estar rodeada de gente que me inspira, crear junto a personas extremadamente talentosas de las cuales aprendo y admiro, trabajar en equipo, aprender de otros temas que me inspiran a seguir creando de manera distinta.
Los años tienen algo hermoso que me costó mucho llegar a valorar tanto: la experiencia. En lo que hago, en desarrollo, y en mi rol como fundadora de una empresa. Después de 9 años, te das cuenta de que evolucionaste. Ya no te estresan las mismas cosas, confiás más en tu intuición, y el tamiz por el cual pasas tus ideas y decisiones se va afilando.
Eso es lo que deseo con Chemist: que sea una empresa que evolucione siempre. Siempre fue su espíritu, un poco inconformista, pero desde un buen lugar. Evolucionar para sumar valor.
Nunca me he sentido tan motivada ;)
Flopi