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La radiación solar es la principal responsable de los signos de envejecimiento extrínseco: arrugas, manchas, falta de firmeza, piel deshidratada y rugosa. Muchas teorías de la cosmética siguen siendo discutidas, pero hay consenso respecto a esto: la exposición solar es un factor clave en el envejecimiento prematuro de la piel, contribuyendo a una mayor edad percibida. Además, es un claro factor cancerígeno1.
Cuidarse del sol es el mejor antiage que hay en el mercado y la mejor forma de que la piel no envejezca antes de tiempo. La radiación solar genera radicales libres, destruye el colágeno y la elastina, estropea el ADN y perjudica a nuestro sistema inmunológico. Una vez hecho el daño, no hay marcha atrás: no existe crema, tecnología ni tratamiento que pueda devolverte la piel fresca que podrías tener de no haberte expuesto al sol sin protección.
Un ejemplo de esto que siempre destacamos es un estudio hecho en Australia en 2013, que siguió a aprox. 900 personas durante 4 años y medio. La mitad usaba protector a diario y la otra mitad solo cuando lo consideraba necesario. Al finalizar el estudio, quienes habían usado protector a diario no tenían cambios significativos en su piel, mientras que el otro grupo tenía 24% más signos de fotoenvejecimiento2.
Por eso, creemos firmemente que la protección diaria es la base de la prevención. Llueva, truene, sea invierno o verano, la radiación solar siempre está y es fundamental protegernos de ella para tener una piel saludable. Por eso, diseñamos un FPS 30 que da gusto usar y que, además, está suplementado con ingredientes antioxidantes y despigmentantes que homogenizan el tono. Es apto para todo tipo de piel y, gracias a que tiene activos antimicrobianos y antiinflamatorios, beneficia a pieles acneicas.
Son parte de la radiación que recibimos de la luz solar, que incluye tres tipos:
La radiación UV, a su vez, se divide en tres tipos:
La radiación UVC no logra alcanzarnos ya que es bloqueada de forma efectiva por la capa de ozono. Los rayos UVA y UVB, por el contrario, sí alcanzan la superficie de la Tierra y nos afectan cada vez que nos exponemos al sol1.
Si bien la radiación del sol es 95% rayos UVA, un dato interesante es que los rayos UVB dañan a dosis mucho más pequeñas que los rayos UVA. Es decir, no hay que desestimar a ese 5% de rayos UVB.
Tienen consecuencias bien diferentes y por eso es fundamental cubrirnos de las dos:
Además de protección de amplio espectro, nuestro protector solar tiene dos ingredientes que lo diferencian:
El término FPS (o SPF en inglés) indica la protección que brinda un producto contra los rayos UVB (que son los que enrojecen la piel), pero no da información sobre cuánto protege de los rayos UVA (que son los que más causan fotoenvejecimiento)7.
Por eso, no basta con que un producto diga tener FPS. Conviene mirar muy bien la información de la etiqueta para asegurarnos de que, además, tiene protección también contra los rayos UVA. Este es el caso de los que aclaran ser de amplio espectro o, lo que es igual, de los que dicen tener protección UVA además de FPS. De lo contrario, no estarás cubierto. Un producto con FPS 15 + protección UVA puede proteger más que uno FPS 30 que no sea de amplio espectro8.
No mucha:
El FPS se calcula con una ecuación muy sencilla basada en el tiempo que los rayos UVB demoran en dejarte roja y la capacidad del producto de alargar ese tiempo. Sin embargo, es fundamental saber que aplicar protector no es sinónimo de estar cubierto por el resto del día: los activos se extinguen rápido y la teoría dice que hay que reaplicarlo cada dos horas aproximadamente para sostener el efecto. Si bien esto es poco realista para todos los días del año, es súper importante tenerlo en cuenta en los días de playa (¡o a diario quienes trabajan al sol!).
Otro aspecto a destacar es que no solo importa la frecuencia sino también la cantidad de producto que apliques. Para el rostro, se estima que la cantidad necesaria para una buena protección es una cucharadita de té. Un estudio hecho en Korea en 2017 mostró que sus participantes no utilizaban ni cerca de la cantidad recomendada (no superaban el cm de diámetro, cuando lo recomendado eran 2,65cm)9.
Hughes MC, Williams GM, Baker P, Green AC. Sunscreen and prevention of skin aging: a randomized trial. Ann Intern Med. 2013 Jun 4;158(11):781-90.
IntraMed. Protección solar: preguntas frecuentes y recomendaciones de cuidado. Disponible en: http://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoID=90401
Palm MD, O’Donoghue MN. Update on photoprotection. Dermatol Ther. 2007 Sep-Oct;20(5):360-76.
Ratz-Łyko A, Arct J. Resveratrol as an active ingredient for cosmetic and dermatological applications: a review. J Cosmet Laser Ther. 2018 May 8:1-7.
Kikuzaki H, Hisamoto M, Hirose K, Akiyama K, Taniguchi H. Antioxidant properties of ferulic acid and its related compounds. J Agric Food Chem. 2002 Mar 27;50(7):2161-8.
JP Santos Caetano, AP Abarca, M Guerato, L Guerra, S Schalka, DC Perez Simao, R Vila. SPF and UVA-PF sunscreen evaluation: are there good correlations among results obtained in vivo, in vitro and in a theoretical Sunscreen Simulator? A real-life exercise. International Journal of Cosmetic Science, 2016, 1–5.
Francois Lejeune, Francois Christiaens & Francoise Bernerd. Evaluation of sunscreen products using a reconstructed skin model exposed to simulated daily ultraviolet radiation: relevance of filtration profile and SPF value for daily photoprotection. Photodermatology, Photoimmunology & Photomedicine 24, 249–255.
Soyun Cho, Sohee Oh, Nack In Kim, Young Suck Ro, Joung Soo Kim, Young Min Park, Chun Wook Park, Weon Ju Lee, Dong Kun Kim, Dong Won Lee, Sang Jun Lee. Knowledge and Behavior Regarding Cosmetics in Koreans Visiting Dermatology Clinics. Ann Dermatol. 2017 Apr;29(2):180-186.